Hoy voy a hablar de algo que normalmente no te cuentan.A lo mejor puede ayudarle a alguien. Y menos creo yo que te cuentan si saben que vas a ser una mama múltiple. O puede, simplemente que sólo me pasara a mí.
Yo, la verdad, normalmente no hablo en estos términos que ahora expondré : primero porque los recuerdos que activamos, intentamos, yo al menos , que sean positivos y segundo porque tengo la firme convicción que algunos de ellos se han evaporado con sus neuronas correspondiente porque el cuerpo es muy sabio y en su proceso de homeostasis , desecha lo muy probablemente estresante.
Pero, hoy estoy en modo blue, es decir que haciendo caso a mi parte psicoanalítica voy a dejar que fluyan esos otros recuerdos no tan atractivos pero que forman parte de mi historia blue maternity porque yo creo que iluminando se exorciza y viene la aceptación. (Este es un post transcendente ya lo avisa el título ).
He recordado de repente la sensación que tuve al nacer los niños , cuando parecía que todo había acabado ( embarazo latoso, por fin caminar bien, …) y fue el verdadero inicio de todo lo que obviamente nos cambió la vida.
El caso es que no fue una sensación agradable: lo que yo sentía era muy parecido a la angustia y además aumentaba porque pensaba que no estaba sintiendo lo apropiado en ese momento , ( todo el mundo impregnado de una alegría idílica, todo había salido bien..).
Por poner un ejemplos más claros:
Tras la cesárea de mis trillizos cuando me insinuaron llevarme a verlos en la silla de ruedas , yo me sentía tan débil, tan agotada, con tal migraña por la anestesia que no sabía ni qué decir y no llore de alegría precisamente, ni se me ocurrió tocarlos…. Que mala madre y enferma me sentí.
(Cuando me dieron el alta y los tuve que dejar en la incubadora, sin embargo, no pude parar de llorar en toda la noche, no se si por mi o por ellos).
Cuando subía a darles el biberón de mi propia leche que me sacaba mientras estuvieron en la
incubadora, era un verdadero suplicio, los trillizos no tenían ni un Kilo ( a Pablo no me dejaban cogerlo, por cierto)y yo la verdad, temblaba cuando me los ponían en brazos y estaba deseando que se tomaran el bibi y fuese capaz de hacerlos eructar ( que tela ). Me tenían atemorizada, pequeños que eran y el pensamiento que tenía que ser yo ,con tan pocas capacidades que me intuia, quien los sacara adelante.
El día que recogí a Eduardo, el primero que alcanzó los 2 Kilos ; me dio un ataque de pánico y tuve que sentarme 15 minutos antes de entrar a por él , consciente de que no entendería nada de lo que me dijese la enfermera para vestirlo ni las recomendaciones que me hicieran para la casa. Entro mi marido.
En fin, que ya quisiera yo y podría hacerlo contar que fue maravilloso y el mejor momento de mi vida, pero no fue asi . Fue un momento trascendental , si, pero como fueron esos primeros meses : inciertos, agotadores, y expectantes.
Ahora os lo cuento, porque quizás alguien pase por la misma situación, y he aprendido que si te pasa
pues oye, normal que es , porque te esta pasando a ti , y aceptarlo te hará entender y darte tregua y quererte y consolarte y olvidarte de lo que se espera de ti.
pues oye, normal que es , porque te esta pasando a ti , y aceptarlo te hará entender y darte tregua y quererte y consolarte y olvidarte de lo que se espera de ti.
Sólo de esa forma , cuando se llega a esa afirmación el miedo va desapareciendo y aparece esa madre fuerte que todo el mundo cree que eres y aparece la intuición que te permite comunicarte con tus hijos y saber que lo que tu les das esta bien.
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