No quiero yo dar consejo ningúno, solo voy a contar mi experiencia y si alguien se ve beneficiado ,pues eso se lleva: de cuando tus gemelos o trigemelos nacen y tu y todo el personal hospitalario ( Dios mio, gracias que si llegan a nacer ahora con su kilo y medio y todas las chapuzas inherentes a los recortes y las decisiones políticas) se da cuenta que son idénticos.
Entonces, que puedes hacer para diferenciarlos, lógicamente:
La primera idea es una cinta de colores distinta para cada uno, pues no sirve de nada ya lo digo yo porque a los niños hay que bañarlos( y se desprende) y no se recomienda que tengan ninguna tela, lana o demás que puedan llevarse a la boca y atragantarse Descartamos la idea.
Idea mía, la segunda, descartada por unanimidad e inmediatamente por toda la familia: ponerles un pendiente a cada uno de color distinto. Pero mujer que son los tres niños...
Idea de las abuelas , tercera y cándida,a bordar las iniciales en los pijamitas y baberos, mucho menos efectiva que la idea del pendiente que con esto siempre tienes un nombre a mano, pero no sabes ni quie se quitó el pijama ni a quien en se lo pones. Me niego yo.
Al final, empezamos a utilizar el sistema de los colores y del chupete diferente. Aunque estas abuelas que digo y tias abuelas, sin cuya ayuda tengo que decir que no estaría escribiendo este blog, no han tenido ningún remordimiento sospecho, en ponerselo a discreción a cualquiera de los niños, antes que reconocer que se habian equivocado.
Pero que yo, os confieso ya solo veía una solución eficaz y definitiva: el tatuaje. No fuesen los niños a crecer con lios de identidad y provocar traumas que luego conllevaran terapeutas que afectaran a mi precario bolsillo.
La idea , por supuesto, ni me atreví a plantearla Menos mi mal que mi santo marido se dio cuenta que dos de los peques tenían sendos lunares naturales en distintas partes del cuerpo.A lo mejor gracias a eso, incluso hemos acertado. Y asi seguimos y ya sin chupes.
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